La Psoriasis es una enfermedad muy difundida (aproximadamente el 3% de la población mundial) que padece más de un millón de Argentinos. Generalmente comienza entre los 20 a 55 años, afectando un poco más a las mujeres que a los hombres. Asimismo se estima que incide más en las poblaciones que están más alejadas de la línea ecuatorial. Esto se corresponde también con una de las medidas paliativas que disminuyen las lesiones en un 80% de los casos (consulte a su dermatólogo), como es la exposición al sol (por supuesto siempre en los horarios no centrales), o la prescripción de vitamina D.
Un dato importante, que después retomaremos, es que en U.S.A. el porcentaje de incidencia casi duplica la media mundial.
Su presentación es muy variable y compleja pero suele aparecer en codos, rodillas y cuero cabelludo, aunque también puede presentarse en pliegues como axilas, ingle, inter-glúteos, en las uñas (más común y generalmente sub-valorado y sub-diagnosticado), en genitales y puede abarcar prácticamente todo el cuerpo, adoptando además aspectos muy diversos.
Aunque el más común es en forma de placas de epitelio (tejido de revestimiento o piel) que se superponen como escamas debido a su excesivo crecimiento (hipertrofia) y otras señales de inflamación.
Su causa u origen (etiología) se atribuye a muy distintas cosas a saber: psicológicas, genéticas, el exceso de higiene ya que éste afectaría ciertos micro-organismos protectores (¡vamos todavía con los chicos que no se quieren bañar a menudo!), sustancias ambientales tóxicas, radiación, quimioterapia, y otras. La atribución más generalizada de su origen suele ser la enfermedad autoinmune.
Acá entramos en un tembladeral de más de 50 enfermedades denominadas autoinmunes que la medicina convencional no termina de comprender, aunque ha llegado increíblemente cerca de poder hacerlo. No me canso de afirmar que la medicina convencional en todas sus especialidades es muy útil y compleja. A este extraordinario cúmulo de conocimientos hay que agregarle todo el cuerpo de la Medicina China, el Naturismo, la Homeopatía, las Hierbas y muchísimos otros sistemas de curación o sanación, muchos de ellos ancestrales, indígenas, que diría conforman una infinitud de conocimientos que un hombre es incapaz de abarcar. Por supuesto nosotros los médicos solo conocemos una partecita de esto.
Sin embargo, la Medicina Alopática o convencional mediante invalorables estudios de laboratorio ha llegado, como he mencionado, muy cerca de resolver la cuestión.
Ha determinado que las enfermedades autoinmunes se producen por la inflamación de la mucosa intestinal (la más extensa del organismo), que al verse des-calibrada (por decirlo de alguna manera) deja pasar al torrente sanguíneo macromoléculas y alimentos no digeridos correctamente, es decir se aumenta sensiblemente la permeabilidad intestinal. Esas macromoléculas y alimentos mal digeridos (el intestino debería absorber micromoléculas bien digeridas) se comportan como antígenos, es decir alérgenos (producen alergias) ante los cuales el organismo genera anticuerpos para defenderse. Luego estos anticuerpos se dirigen a través del torrente sanguíneo hacia otras estructuras del organismo a las cuales combaten y comprometen produciendo un sinnúmero de enfermedades que se denominan autoinmunes.
Es por lo antedicho que las últimas tendencias también incluyen en la causalidad razones digestivas por la mala alimentación, el alcohol, etc. Ni que hablar, que es por ello que en U.S.A. se duplica la incidencia de esta enfermedad, por el consumo de la bien llamada chatarra “alimentaria” (que no es chatarra “alimenticia”, porque no alimenta un pito). Perdónenme la digresión, pero es para hacer más ameno el tema.
Entonces hasta aquí mi aporte a la resolución de esta enfermedad es escaso. Solo he recopilado un poco los trabajosos experimentos y conceptos elaborados por la medicina convencional o alopática, la cual llega hasta las razones bioquímicas que hacen que el intestino inflamado produzca las enfermedades autoinmunes. Léase el aumento de la “permeabilidad intestinal”.
Lo que sigue tampoco es un descubrimiento mío, sino es un concepto de la Medicina Oriental que se ocupa de la biofísica del cuerpo humano y que afirma desde hace 5.000 años como circula la energía en el organismo.
Por ejemplo establece que la función del intestino, especialmente el Delgado es la de decidir a través de su mucosa epitelial, que es lo que el organismo debe absorber y que es lo que debe continuar su camino con las heces. Esta colosal tarea la hace mediante la regulación de su mucosa epitelial, o epitelio intestinal o tejido de revestimiento del intestino. Para la medicina china cada órgano (macizo, como el hígado) o entraña (hueco, como el intestino delgado), tiene una función global dentro del organismo. La del intestino es regular las pieles o epitelios de todo el organismo, entre ellos el epitelio propiamente dicho de la piel donde se produce la Psoriasis. Esta tarea la realiza a través de la compleja red de meridianos (conductos virtuales, sin existencia real anatómica por donde circula la energía), que se conocen hace miles de años y que tienen para la medicina china una existencia igual a la del fémur o de la tibia.
Esta red es tan compleja que no solo abarca los 14 meridianos habitualmente usados en la acupuntura, sino también los denominados meridianos “maravillosos” o los llamados “auxiliares”, o los puntos “fuera de meridianos” (a mi criterio, pertenecientes a meridianos aún no descubiertos). Y también, no podría ser de otra forma, esta red es tan vasta como lo es el sistema circulatorio desde el corazón hasta el último capilar. No puede aceptarse que haya un sector, por más mínimo que sea, que no tenga un sustrato energético aportado por la red de meridianos.
Asimismo se explica también porque la psoriasis puede estar asociada a la artritis, especialmente la de la última articulación (distal) del índice, que suele hincharse y doblarse, por ser el punto de inicio del meridiano del intestino grueso. Esto se debe a que por la misma red de meridianos el intestino delgado afecta otro tejido de revestimiento, que es el que corresponde a los huesos, o periostio. Como vemos ambas medicinas por caminos absolutamente diferentes llegan a la misma conclusión.
Y acá ya nos acercamos un poquito más al nudo de la cuestión, que sin duda, es la inflamación del intestino producida por una mala alimentación, causante de esta enfermedad y otras consideradas autoinmunes. Por supuesto que sería necio no aceptar que existe una multiplicidad de factores como en la mayoría de las enfermedades. Pero a mi juicio la causa principal es la mala alimentación. Podríamos encontrar múltiples tratados de lo que significa la tan mentada “buena alimentación”.
Si bien en mi web www.drflint.com.ar hay información detallada (ver los artículos sobre “alimentación sana” y “Tabla de compatibilidad de los alimentos”) sobre mi opinión al respecto, quisiera, para no ser redundante, mencionar solo dos factores, que son tan grandes y evidentes como las Torres Petronas de Kuala Lumpur (capital de Malasia), que fueron construidas por el arquitecto tucumano César Pelli.
Estos dos factores, pertenecientes en groso modo al siglo XX, son: primero la “fabricación” de alimentos que abarca múltiples instancias, desde el simple refinado, a las variedades transgénicas, pasando por la invención lisa y llana de alimentos, llegando a la fabricación de carnes alrededor de un simple grupo de células o de granos de arroz que nunca han sido cultivados y que se parecen en gusto y forma a los verdaderos alimentos, etc. etc. Y esto no es el futuro sino que en nuestro presente (2015) ya circulan por el mundo miles de toneladas de estos supuestos alimentos.
El segundo factor no menos importante que el primero es que durante toda la historia del hombre, éste consumió uno o dos alimentos por comida y comía un par de veces por día (no 8 veces por día como indican algunos “gurúes” modernos de la alimentación). A esto hacía excepción la corte y unos pocos adinerados que sí comían 80 cosas a la vez. Cabe recordar que la edad promedio que alcanzaba el pueblo en la edad media por ejemplo era de unos 50 años mientras que el promedio de los cortesanos era solo de 30 años.
El segundo factor no menos importante que el primero es que durante toda la historia del hombre, éste consumió uno o dos alimentos por comida y comía un par de veces por día (no 8 veces por día como indican algunos “gurúes” modernos de la alimentación). A esto hacía excepción la corte y unos pocos adinerados que sí comían 80 cosas a la vez. Cabe recordar que la edad promedio que alcanzaba el pueblo en la edad media por ejemplo era de unos 50 años mientras que el promedio de los cortesanos era solo de 30 años. Hoy en día, esta conducta se ha generalizado y la gente mezcla muchas cosas en una sola comida que son francamente incompatibles, irritan al intestino y enferman severamente al ser humano. Me gusta decirle a mis pacientes que tomen un bol y le pongan fiambres, quesos, distintas carnes y aderezos, pastas, un flancito con dulce de leche y crema, alguna torta, ¿porque no?, lo mezclen todo y después intenten comerlo. Verán que el rechazo que les produce es tan grande que no pueden ni probarlo. Eso es lo que hacen con el estómago que no tiene gusto y olfato para rechazarlo (salvo mediante el vómito) ya que una comida bien combinada tarda al menos 4 horas en salir del estómago, ni que hablar de una comilona que puede tardar un día o más en hacerlo y estamos al otro día eructando la comida que ingerimos el día anterior. Un simple experimento es comer un alfajor y a las 24 hs, introducir en el estómago un catéter con una pequeña camarita y se verán todavía los restos del alfajor que no ha terminado de digerirse.
Para concluir, quiero afirmar que he tratado múltiples casos de Psoriasis con mi dieta y algunos otros simples recursos como ejercicios internos para recuperar el intestino, hierbas etc., y la recuperación es excelente, llegándose, dependiendo de la gravedad y otras circunstancias como sucede con todas las enfermedades, a que en breve tiempo desaparezcan totalmente las lesiones.
Entonces para resumir no se debe tratar las enfermedades autoinmunes con corticoides o antiinflamatorios (ni que hablar con quimioterapia, como se hace últimamente), pues esto destruye más las vellosidades intestinales y en definitiva agrava la dolencia. Hay que hacer un pequeño y a la vez un enorme paso (casi un parto). Que es el que realizamos los médicos formados convencionalmente para incorporar lo que dijo Hipócrates hace 2500 años: “Que la dieta sea tu remedio”.
Es decir, ya que ambas medicinas han llegado por distintos caminos a las mismas conclusiones: la inflamación del intestino delgado, es menester dar un pasito más y ver porqué se inflama el mismo. Y la respuesta más lógica es por lo que ingerimos. Y acá me dirán que hay múltiples dietas: vegetariana, vegana, macrobiótica, naturista, ayurveda, paleolítica, etc. etc. Sin embargo la enorme mayoría de ellas no hace hincapié en uno de los “elefantes” del siglo XX al que ya hice alusión, que es la disponibilidad de miles de alimentos distintos y su mezcla sin ningún criterio para compatibilizarlos. Es por ello que sugiero fuertemente consultar la Tabla de Compatibilidad de los alimentos que se encuentra en mi web.