Siempre tenemos en cuenta los aportes de la medicina tradicional, que salva millones de vidas cada día. Y comprendemos una parte (siempre se sabe solo una partecita de la propia especialidad) de los conceptos y procedimientos de la misma. Esta claro también que con las hernias en muchos casos, cuando el daño ya está hecho y hay protrusión de órganos, la solución es quirúrgica.
Sin embargo quisiera dar en este artículo una visión alternativa de estas dolencias, que simplemente trata de complementar los conocimientos establecidos. Me referiré básicamente a las hernias más comunes (inguinal, umbilical y de hiato esofágico).
Estos conocimientos están tan establecidos, que no hace falta ser médico, ni siquiera tener un grado mínimo de alfabetización, para estar totalmente convencidos de ellos. Me refiero a que es prácticamente un lugar común entender que las hernias son producto de algún esfuerzo, que provoca el aumento de la presión intra-abdominal, y para el cual las paredes de esta cavidad no estaban suficientemente preparadas o están debilitadas en algún punto.
La medicina convencional, además de los esfuerzos agrega otras causas para por ejemplo el debilitamiento o desgarro del hiato esofágico: obesidad, tos crónica, estreñimiento, causas genéticas, tabaquismo y estrés, etc. Pero en ningún momento habla de la inflamación del intestino delgado (enteritis) que a mi juicio es la causa fundamental de las hernias de hiato, inguinales y umbilicales. Que reitero cuando hay protrusión de órganos la solución es quirúrgica. Pero aún en esos casos, es necesario modificar la alimentación para que no haya recidivas o el abdomen se venza en otro sitio.
Ahora bien, el concepto que pretendo transmitir, es que este esfuerzo es simplemente la gota que derrama el vaso.
Veamos un ejemplo práctico para tratar de comprenderlo: supongamos que la cavidad abdominal sea un globo el cual inflamos prácticamente hasta el límite y lo conservamos en esa situación durante años. Transcurrido ese lapso las paredes del mismo se verán debilitadas y cualquier aumento de la presión interna, ya sea por insuflarle más aire o producirle una mínima deformación que aumente la presión concluirá inevitablemente por reventarlo.
Es el mismo concepto de la gota de agua que persistiendo durante años finalmente horada la piedra. Es decir dentro de la cavidad abdominal en lugar de aire tenemos vísceras, entre ellas una que tiene una fuerte capacidad de expansión. Me refiero a los 7 metros de intestino delgado, que al inflamarse por el exceso de ácido debido a una alimentación inadecuada, aumentan sensiblemente su volumen y por lo tanto, la presión intra-abdominal. Acá es bueno recordar que un abdomen obeso está flojo (diría "chirle" por ponerle un adjetivo) y cuelga sobre la masa muscular de manera que puede ser sacudido y deformado igual que una masa de grasa, que es realmente lo que es. Mientras que un abdomen inflamado, esta completamente turgente como si tuviera un globo en su interior. Y empuja hacia abajo (hernia inguinal), hacia delante (hernia umbilical) o hacia arriba (hernia de hiato esofágico). Demás está decir que muchas veces estas dos condiciones (la obesidad y la inflamación) coexisten entre si. Y es de cabal importancia hacer un diagnóstico diferencial entre estas dos condiciones, pues tienen implicancias totalmente diferentes: No me extenderé sobre las múltiples e importantísimas funciones del intestino, pues ya lo he hecho en varios artículos de mi web.
Simplemente mencionaré acá la parte estética que es algo que agobia a muchas mujeres que consumen muy pocas calorías (pero comen mal) y sin embargo no logran reducir esa al parecer molesta "pancita". Y esto se debe a que ella no esta conformada por grasa sino que refleja el aumento de la presión intra-abdominal por la inflamación del intestino.
Es más, muchas veces como en el caso de la hernia de hiato no hace falta ningún esfuerzo para que se concrete, sino que la simple y constante presión de los intestinos hacia arriba (empujando el estómago) logra desarrollarla.
Si bien como hemos dicho cuando la hernia ya ha avanzado en un determinado grado la intervención quirúrgica es lo indicado. En otros casos especialmente en la hernia de hiato, estas suelen reducirse simplemente realizando una dieta que no inflame los intestinos. Y si bien podrá perdurar cierta debilidad en los tejidos, que ya una vez han sido vencidos, la sintomatología y las molestias se reducirán notablemente o desaparecerán haciendo innecesaria una intervención quirúrgica.