El último tema que me ha sido solicitado, por mis estimados amigos y pacientes, es sobre los calambres. Muchos temas requeridos previamente, que no me olvido, se encuentran pendientes en lista de espera, dado que por su complejidad requieren una tarea de investigación más exhaustiva. Uno de ellos, que espero poder abordar pronto, es el de las Enfermedades Autoinmunes.
Ante todo, sugiero a los interesados en calambres (deportistas incluidos) lean también en mi página web los artículos de “Alimentación y Lesiones”.
La Medicina Occidental tradicional o Alopática, a la que no nos cansaremos nunca de elogiar por sus inmensos logros en múltiples campos del saber médico, tiene también sus falencias que tampoco hay que dejar de remarcar para que se vaya enriqueciendo cada vez más.
El calambre es una contracción involuntaria de un músculo, a veces acompañado de un abultamiento notorio que a los deportistas cuando nos sucede y vemos como se infla el músculo nos parece bizarro.
La Medicina tradicional encara el síntoma, como suele hacer siempre con todas las enfermedades, desde un punto de vista “BIOQUÍMICO”, es decir investiga las variaciones químicas que acompañan al fenómeno, que entre las más comunes son deficiencias minerales (Potasio, Magnesio, Calcio, etc.) o aumento de otras como el ácido láctico (producto del metabolismo) que se acumula por el exceso de uso muscular. Y también desde un punto de vista anatómico y otros. Pero nuevamente en nada atiende al punto de vista “BIOFÍSICO” de este fenómeno, porque inicialmente lo desconoce o más comúnmente y lamentablemente no le interesa el tema.
Comprendo a mis queridos colegas alópatas, porque después de estudiar la carrera de medicina y a veces también cursar, como en mi caso, varias especialidades cuaternarias, proponerse el estudio de la medicina oriental, es comenzar de nuevo, es como un “PARTO”, que pocos están dispuestos a transitar. Pero muchachos, aunque a muchos de Uds. no les interese, la Medicina Oriental EXISTE Y ESTÁ VIVITA Y COLEANDO. Por eso comprendo que un sector de la medicina china viera con cierto sarcasmo que hayan dado el último Nobel de Medicina a una médica china por sus investigaciones “bioquímicas” (ellos sí estudian los conocimientos de occidente). Siguiendo sin reconocer el inconmensurable cuerpo de conocimientos de la medicina biofísica que han desarrollado los chinos en los últimos 5000 años. Esto significa que Occidente en su mayoría desconoce la circulación de la energía en el cuerpo humano. Aplica no solo a los médicos sino a muchos profesores de artes marciales que si bien tienen un conocimiento empírico de cómo manejar la energía, cosa que como diría mi abuela “no es moco de pavo”, no tienen un conocimiento teórico de por donde pasan siquiera los meridianos más importantes.
Imaginen una red virtual de transito de energía (en realidad son varios los tipos de energía, que circulan por el organismo a distintas velocidades y etc.) equivalente, por compararla con algo, con la complejidad del sistema circulatorio desde la Aorta a los capilares.
Bueno, finalmente y suponiendo que hayan pasado por todo esto, ustedes dirán: ya estudiamos medicina convencional y sabemos que minerales agregar (consulte a su médico), tenemos las bebidas isotónicas (no confundir con las bebidas estimulantes, las cuales agravan el problema) que además agregan sustancias no deseadas, como colorantes, saborizantes y conservantes.
También hemos prestado atención al factor psicológico, que influye en los calambres tensionales; también los hay posturales. Ya estudiamos la acupuntura china desde el punto de vista teórico y práctico, entonces estamos listos para diagnosticar y tratar los calambres.
Hete aquí que esto tampoco agota el tema. Hace falta un segundo parto: aprender la medicina natural (que NO es el vegetarianismo), que constituye también un tembladeral con miles de opiniones distintas y fanático-fundamentalistas, sumado al hecho de que la formación universitaria en nutrición está a mi juicio muy desactualizada.
En lo inmediato los pasos a seguir son el estiramiento de los músculos y el reposo. No estirar el músculo y seguir practicando (en el caso de los deportistas). Y por supuesto en todos los casos VER TABLA DE COMBINACION DE ALIMENTOS Y LOS ARTÍCULOS SOBRE ALIMENTACIÓN DE MI WEB.
Voy a dar unos ejemplos de los calambres más comunes: los de la espalda superior y cuello, lumbalgias, y de pantorrillas. Estos corresponden al meridiano Tae Yang (en occidente dividido por razones prácticas en Intestino Delgado y Vejiga, ya que se compone de aproximadamente 90 puntos básicos, de los cuales hay que estudiar la ubicación, síntomas, correlaciones, etc.).
Por mi experiencia he visto en reiteradas ocasiones que si le digo a una persona que tiene lumbalgia o que si se acalambra la pantorrilla (además de otros síntomas como micción frecuente hasta falta de contención o enuresis, cansancio, emotividad, nódulos, etc.) es por lo que comió ayer o anteayer, me miran asombrados (¿Que tendrá que ver? se preguntan). Y esto aún sean médicos o Maestros avanzados de Artes Marciales.
Para mayor comprensión agrego aquí un diagrama de ambos meridianos que como ya dije antes son uno solo (Tae Yang) que se divide en dos (El de Intestino Delgado y después el de Vejiga).
Meridiano de Intestino Delgado (bilateral)
Que se continúa con el Meridiano de Vejiga (bilateral)
O si les digo que los calambres del costado del torso, o la debilidad en las piernas, esguinces de tobillo (como otros síntomas como el sudor occipital, la cefalea parietal, el sabor amargo en la boca, la irritabilidad, etc.) tienen que ver con el meridiano de vesícula biliar y de hígado, también descreen.
Meridiano de Vesícula Biliar (bilateral)
Es decir que si una persona sufre un esguince de tobillo, no es porque le pegaron un patadón o cayó mal (aunque esto forme parte de la cadena de eventos), sino porque el meridiano de vesícula biliar necesitaba re-equilibrarse y el organismo en interrelación co su medio ambiente, y en su inconmensurable sabiduría facilitó que se hiciera una auto-acupuntura en ese sitio, a través de una lesión.
Y si además les digo que el meridiano de vesícula biliar no solo se altera por lo que se come sino por la forma de comer (no masticar, no hacer reposo después de comer, comer y hacer actividad a la vez o peor aún comer antes de la misma), ya me ven como si estuviera entrando en el campo de la ciencia-ficción. O sea lo principal y el remedio de fondo para evitar los calambres es una buena alimentación. Y esto lo encontrarán en mi web.
Mi sistema de alimentación es a mi humilde juicio muy superior a la dieta ovo-lacto-vegetariana, propuesta por el Médico Naturista alemán Dr. Adrián Vander, a la Macrobiótica, a la Ayurveda, al vegetarianismo, al veganismo, a la dieta disociada y como esta última muchas otras que andan circulando por el planeta.
Esto no quiere decir que el comer verduras este mal. Muy por el contrario se puede seguir mi dieta y ser vegetariano o vegano. Esto no es incorrecto, pero no es por mucho lo único a tener en cuenta. He visto cientos de pacientes, vegetarianos o veganos, que están enfermos porque combinan mal los alimentos.
Y los he visto recuperarse cuando empiezan a hacerlo bien. (Ver tabla)
Podrá parecer un acto de inmodestia, pero no me preocupa, pues sé bastante de mis limitaciones y de las limitaciones y errores de mi dieta. Pero entre muchos otros errores que seguramente tiene, hay un defecto fundamental, insalvable: la diseñó un argentino. Lo mismo sucedió con mi libro que recién después de haber sido publicado en Barcelona aparecieron los interesados en editarlo en Argentina.
Mi sistema, como siempre digo, no es la suma del conocimiento, ni existe una dieta universal para todas las personas, ni tampoco por supuesto es una religión.
Es simplemente una dieta sensata que ha ido variando (y lo seguirá haciendo) durante muchos años, y que surge a partir del estudio de unos 40 ó 50 mil informes de lo que comen los pacientes y los síntomas que tienen. Una tarea de hormiga y diría casi tonta. No dudo que continuamente debe seguir cambiando, no solo por el desarrollo del organismo humano y la civilización, sino fundamentalmente por los cambios genéticos que se hacen en los vegetales y animales y en general por la absurda pretensión del ser humano de fabricar alimentos mejor que la naturaleza. Esto último será tema de un futuro artículo.
Es decir, veamos un ejemplo y puedo dar cientos de ellos, de cómo se puede comer vegetariano y hacerlo muy mal, con graves consecuencias para el organismo: hagamos una hamburguesa de lentejas y garbanzos (mala combinación) a la cual le agregamos quínoa (que en sí misma es tóxica y combinada con las dos anteriores ya es un misil), agreguemos algún huevito “para ligar” o sin él si eres fanático vegetariano y hagámosla a la napolitana (con queso y tomate). Lo que ya constituye un acto criminal, y para terminarla pongámosla en un sándwich de pan con diversos tipos de semillas. Y a Ud. querido amigo vegetariano le aseguro que le va a hacer muy mal.
Y para terminar quisiera decir que los que quieren justificar el diseño y fabricación de alimentos transgénicos o artificiales y escriben libros explicando que si no se alteraran genéticamente los alimentos, éstos no alcanzarían por el exceso de población mundial (por lo cual hay que controlar la natalidad en los países pobres), están claramente equivocados. Las razones son puramente comerciales.
Al exceso de población le atribuyen también parte del calentamiento global. Esto es una indignante mentira que oculta la avaricia y la codicia brutal de menos del 1% más rico que consume más de la mitad de todo lo que se produce en el mundo. Y todos esos lujos desaforados, como he leído últimamente de un automóvil con 1500 HP de fuerza y una velocidad máxima de 450 km x hora, son los que producen el calentamiento global y la situación crítica de déficit de alimentos, agua potable y calamidades atmosféricas en que se encuentra el planeta. No que el indígena del país más pobre tenga un hijo más.